¿Realidad o realidad virtual? |
La
creación de las redes sociales ha afectado a la forma de comunicación entre las
personas. Características como la inmediatez,
transversalidad y actualidad captan la atención de millones de usuarios en
el mundo que utilizan estas plataformas para estar en contacto con otras
personas.
Según el
estudio Social Media 2015 de OBS
(Online Business School), España cuenta con una población online de 23 millones
de personas, y el 73% de esta
población utiliza activamente las redes sociales. La alta cifra de usuarios
españoles en redes sociales supone el valor que se da por parte de la población
española a estas redes, siendo Facebook el principal favorito.
Estas
plataformas potencian la interacción, acortan distancias geográficas y
simplifican la manera de informar hasta en 140 caracteres. Sin embargo existen
muchos hándicaps que se han creado a raíz de estas redes sociales como por
ejemplo la llamada ‘segunda
personalidad’. Este fenómeno puede resultar preocupante pues en algunos
casos las personas alcanzan un nivel de desinhibición tan alto camuflándose
tras una pantalla que llegan a desarrollar conductas contra la intimidad de
otros individuos. Poner remedio a este tipo de usuarios que dedican su tiempo
en atentar contra otras personas no es tarea solamente de las redes sociales,
pues las víctimas pueden y deben denunciar cualquier tipo de acoso que se les
realice. A su vez no hay que olvidar que las redes sociales penetraron muy
rápido pero solamente la minoría de los usuarios ha tenido la información
necesaria al respecto de ellas y de cómo utilizarlas.
Por ello
es importante educar a la población del uso de Internet para evitar problemas
mayores. Un uso inadecuado de ellas tarde o temprano afectará en la vida social
del usuario, pero si las empleamos correctamente son capaces de generar nuevas
oportunidades de estudio, de trabajo e incluso potenciar las relaciones
personales.
Una
reflexión muy aproximada sobre cómo afectan las redes sociales en nuestras
relaciones sociales la realizó el psicólogo y profesor de la Universidad de
Zaragoza, Miguel Bernabé las nuevas tecnologías utilizadas de mala
manera alejan a los que están cerca y acercan a los que están lejos. Muchas
veces en un restaurante te encuentras con que en lugar de estarse comunicando
cara a cara lo están haciendo a través de Twitter o Whatsapp, descuidando a los
que están al lado, que finalmente son los que deberían tener la principal
atención.
Esta
situación la podemos apreciar cualquier tarde con un grupo de jóvenes que no
interactúan entre ellos porque están concentrados con el móvil. Igual ese mismo
grupo de jóvenes está subiendo a Instagram
una fotografía de ese mismo momento con los hashtags #tardesdeverano
#enbuenacompañía solamente para aparentar ante sus ‘Followers’ que está
divirtiéndose con sus amigos, a los cuales no está haciendo caso en absoluto.
Esta acción
parte de la necesidad de ciertos usuarios en ampliar su red de contactos en las
redes sociales. En el pasado un indicador de ser socialmente exitoso podía ser
la cantidad de personas que acudían a tu fiesta de cumpleaños, pero en la
actualidad hemos pasado a medirlo por la cantidad de seguidores que tienes en
tus redes sociales. Este indicador es preocupante porque pasamos a ser
totalmente dependientes de estas plataformas y descuidamos nuestras relaciones
sociales del día a día, las de cara a cara.
Cuando no
somos capaces de diferenciar entre redes
sociales y relaciones sociales estamos ante un problema que derivará en
situaciones como el efecto mariposa. Se pueden mantener relaciones digitales
siempre y cuando mantengas siempre segura tu información privada sin
proporcionarla a esos amigos virtuales que no has tratado en persona.
Las redes
sociales son herramientas que han sido creadas para potenciar las habilidades
de cada uno y no para acabar perjudicando a la persona exponiéndola a
situaciones incómodas. Hay que ser consciente de que mantener las relaciones
interpersonales es muy valioso y no es necesario pasar las 24 horas del día
pendientes de Internet.
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